En el mensaje Nº 500 de este foro quiero compartir con ustedes un pensamiento que hace rato me viene girando en la cabeza y recién pasé a palabras en respuesta a un email que recibí.
Se trata de una analogía entro los sueños y la vida.
Vendría a ser algo así:
-En los sueños vivimos como ciegos, sin darnos cuenta de nada, ni tener idea de en qué estado de conciencia estamos, con lo cual puede ser una experiencia sin sentido, ya que no siquiera la entendemos. Pero si estamos atentos, podemos despertar a la lucidez, tener control, y un mayor entendimiento de lo que ocurre a nuestro alrededor. Así le damos a las cosas su verdadero valor.
-En la vida pasa algo similar. Muchas veces vivimos como ciegos, sin ser concientes de nuestra propia muerte. Sin poner las cosas en su lugar, preocupándonos por tonterías, porque nos falta esa lucidez, como en los sueños, todo es mecánico... Pero si estamos atentos podemos "despertar" teniendo más chances de vivir con sentido.
-En nuestros sueños lúcidos tenemos básicamente dos opciones principales: "Caminar el sueño" (explorarlo pasivamente intentando desentrañar algún mensaje que haya para nosotros) o tomar el control y dirigirlo hacia donde nosotros deseamos. Las dos cosas son positivas, y hay un tiempo para cada una. Los dos tipos de sueños tienen mucha utilidad.
-En nuestros momentos lúcidos en la vida tenemos las mismas opciones: La primera es tomar una pausa para observar, interpretar las señales, reflexionar, dejarnos llevar por el destino, dejar que Dios nos ilumine sobre el camino a seguir, La segunda es actuar, dirigir nuestra vida y nuestro destino. Hay un momento para cada una, y hay que saber distinguirlos.
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